Compuse mi primera canción cuando era chiquito. Escribí mi primer poema en sexto de escuela. Mi primer historia a los catorce. Dibujé mis primeras obras, y algunos comics, en la adolescencia. Y un día lo junté todo para prenderlo fuego en el piso de mi casa. La llama fue alta. Dejé una mancha negra. Pero muy poco tiempo después volví. A mis poemas, a mi música, a mis historias, a mis dibujos. Y siempre lo supe: que tenía que hacer cine. Porque soy eso: un “filmmaker”. En todo caso, uno que no tuvo la suerte de poder empezar temprano. Pero no por eso voy a negar lo que soy.